Oscuridad Interior: 14 días sin luz
Relato basado en escenarios hipotéticos | Mayo 2025 | InformeAnonimo.com | Todos los derechos reservados.
ADVERTENCIA: Este relato contiene descripciones gráficas de violencia, comportamientos extremos y situaciones perturbadoras que algunos lectores podrían encontrar inquietantes. El propósito es ilustrar las posibles consecuencias psicológicas y sociales de un colapso de infraestructura prolongado. La narración es puramente ficticia.

Representación de una zona urbana durante un apagón prolongado
Nunca pensé que me convertirían en esto. El hambre y la oscuridad te transforman. Pero vayamos por partes, como diría el típico carnicero o, ahora, tu vecino de al lado. Antes de que las neveras dejaran de funcionar. Antes de que la comida empezara a escasear y las personas comenzaran a mostrar su verdadera cara.
Mi nombre es Clara Mendoza. Tengo 29 años. Tenía un máster en Estudios de Género y trabajaba como coordinadora de diversidad en una fundación cultural. Tenía 12.800 seguidores en Instagram donde compartía mi activismo y mis reflexiones sobre interseccionalidad y justicia social. Tenía un apartamento pequeño pero acogedor en un barrio gentrificado donde vivía con mi madre, una mujer de 67 años que había dedicado su vida a limpiar casas ajenas para que yo pudiera estudiar.
Todo eso fue hace dos semanas. Antes del Armagedón Eléctrico.
1 - TODO VA A VOLVER PRONTO
El apagón comenzó a las 12:31 de la mañana. Estaba en una videollamada denunciando los microagresiones que sufren las personas neurodivergentes cuando la pantalla se apagó. No le di importancia. Los cortes de luz ocurren. Volverán a conectar todo en unas horas.
Mamá estaba intranquila. De pequeña vivió la escasez del franquismo tardío y tiene esa manía de acumular alimentos y medicinas. "Clara, esto no es normal. Deberíamos bajar a comprar víveres," me dijo mientras miraba por la ventana. El barrio entero estaba a oscuras.
Le expliqué que el pánico no ayudaría a nadie. Que seguramente era un fallo técnico localizado. Usé mi teléfono para publicar un stories denunciando cómo estos fallos de infraestructura afectaban desproporcionadamente a los barrios de clase trabajadora. Recibí 75 likes antes de que la red móvil dejara de funcionar también.
2 - TENGO RAZONES PARA ESTAR PREOCUPADA
El apagón continúa. La batería de mi teléfono murió anoche. Sin electricidad, el pánico empieza a aflorar. Esta mañana bajé al supermercado con mamá, que insistió en que fuéramos juntas. Había una cola de cincuenta personas. Cuando finalmente entramos, los estantes estaban medio vacíos. El sistema de pago electrónico no funcionaba, así que solo aceptaban efectivo.
"Por persona solo se permite comprar dos unidades de cada producto," nos informó un guardia de seguridad visiblemente nervioso. Compré conservas, agua embotellada y algunas barras energéticas. Mamá quería llevar más, pero le dije que no entráramos en pánico como los demás. Que éramos mejores que eso.
Al volver a casa, un vecino del quinto nos informó que según la radio (la única fuente de información ahora), el apagón afecta a casi la totalidad del mundo, esta vez ya no es solo Europa. Hablan de un "Cero Energético" y estiman que en 48 horas todo volverá a la normalidad.
Mamá rezó antes de dormir. Yo medité para calmar mi ansiedad.
4 - LA GENTE EMPIEZA A COMPORTARSE COMO ANIMALES
Han pasado cuatro días. No hay electricidad, ni agua corriente desde ayer. Los inodoros no se pueden vaciar. El olor en el edificio empieza a ser insoportable. La comida que teníamos en la nevera se echó a perder. Mamá dice que debemos racionar lo que compramos, pero yo todavía creo que esto acabará pronto.
Esta mañana volví al supermercado. No quedaba casi nada. Mientras esperaba en la fila vi cómo dos hombres se peleaban por una lata de atún. Uno sacó una navaja. Nadie intervino. El guardia de seguridad ya no estaba.
Me indigné. "¿Es que nadie va a hacer nada?", grité. Un anciano me miró con desprecio: "Cállate, niña. Esto no es uno de tus posts de Instagram". Sentí una rabia que nunca había experimentado. Quise explicarle que yo siempre había luchado por un mundo más justo, que yo entendía de opresiones y violencias. Pero vi algo en sus ojos que me silenció. Una oscuridad que también empezaba a crecer dentro de mí.
Volví a casa con dos botellas de agua y un paquete de galletas que logré agarrar. No le conté a mamá lo de la pelea con cuchillos.
7 - MIS VALORES ESTÁN CAMBIANDO
Una semana sin electricidad. La radio dice que están trabajando para resolver "un fallo catastrófico en múltiples nodos críticos del sistema". Hablan de sabotaje. De ataques coordinados. De conspiraciones internacionales. Mucha gente ha empezado a abandonar la ciudad a pie.
El agua es ahora nuestro principal problema. Las botellas que teníamos se están acabando. Mamá propuso ir al parque cercano donde hay una fuente. Le dije que no era seguro salir sola. Que iría yo.
Llevé una olla y me dirigí al parque. Había unas veinte personas haciendo fila en la fuente. Una mujer me adelantó. Le dije educadamente que respetara la cola. Me ignoró. Se lo repetí. Volvió a ignorarme. Y entonces, algo dentro de mí se rompió. La agarré del brazo y la empujé con fuerza. Cayó al suelo. "¡Espera tu puto turno!", le grité. Todo el mundo me miró, pero nadie dijo nada. Nadie la ayudó a levantarse.
Volví a casa con el agua. Me sentí poderosa.

La escasez se extiende rápidamente: Supermercado local al segundo día del apagón
9 - TENGO QUE SER PRÁCTICA
Han saqueado todas las tiendas. He visto a policías robando como cualquier otro. Anoche hubo disparos en la calle. Esta mañana había un cadáver en la entrada del edificio. Nadie lo ha retirado.
Mamá está enferma. Tiene infección urinaria y necesita antibióticos. Me pidió que fuera al hospital a buscar medicinas. Le dije que era demasiado arriesgado, que se hidratara bien. Se puso a llorar. Me irritó su debilidad.
—Clara, por favor, me duele mucho —suplicó mientras se retorcía en la cama.
—¡Cállate ya! ¿No ves que solo nos queda comida para tres días? ¡No puedo ir a buscar medicinas para ti y arriesgarme a que nos roben lo poco que tenemos!
La mirada de mi madre... nunca la olvidaré. Una mezcla de sorpresa y de profundo dolor. No me reconocía. Yo tampoco me reconocía ya.
Pasé la tarde pensando en todas las personas que había intentado proteger con mi activismo. Los vulnerables, los marginados. Y ahora, solo podía pensar en protegerme a mí misma. La culpa me carcomía, pero cada vez menos.
11 - HE HECHO ALGO TERRIBLE
El hambre es constante. Un dolor sordo que te vuelve irracional. La infección de mamá ha empeorado. Tiene fiebre alta y delira. Dice que ve a mi padre (muerto hace 15 años) en la habitación.
La vecina del 3B llamó a la puerta esta mañana. Una mujer mayor que vive sola. Dijo que había oído llorar a mi madre y quería saber si podía ayudar. Tenía un aspecto frágil, pero sostenía una bolsa con algunas latas de comida.
—Tengo algunas conservas que puedo compartir —me dijo tímidamente—. Y también un antibiótico que me recetaron hace unos meses. Quizás pueda servir para tu madre.
La dejé entrar. Cuando vi la medicación, algo cambió en mi interior. ¿Por qué debería ella, una anciana que probablemente moriría pronto de cualquier manera, tener lo que mi madre necesitaba?
Le ofrecí un vaso de agua mientras miraba sus provisiones. Cuando se dio la vuelta, agarré un libro pesado de la estantería y la golpeé en la nuca. Cayó sin un grito. La golpeé dos veces más para asegurarme.
Conseguí antibióticos para mamá, comida para una semana más, y un sentimiento de poder que nunca había experimentado. Arrastré el cuerpo al rellano durante la noche. Por la mañana había desaparecido. Alguien lo había tirado por las escaleras. Nadie preguntó nada.
13 - ESTOY CONVIRTIÉNDOME EN ALGUIEN MÁS FUERTE
La fiebre de mamá bajó gracias a los antibióticos. Pero ahora apenas me habla. Me mira con miedo. Creo que ha adivinado lo de la vecina.
Hoy formé una alianza con dos hombres del edificio. Tenemos un plan para tomar control del suministro de agua del barrio. El que controla el agua, controla todo.
Me pregunto qué pensarían mis seguidores si me vieran ahora. La defensora de los oprimidos convertida en opresora. La que denunciaba la violencia estructural ejerciendo violencia directa. ¿Pero acaso no es esto una cuestión de supervivencia? Darwin, no Marx. La selección natural, no la justicia social.
Esta tarde encontré mi viejo diario. Releí mis entradas. Hablaba de empatía, de comunidad, de resistencia colectiva. Qué ingenua era. Qué frágil era esa moral. Bastaron trece días de oscuridad para revelar que todos mis principios eran un lujo, un privilegio de tiempos de abundancia.
Y lo peor es que no siento remordimiento. Lo volvería a hacer.

Diagrama de la interconexión eléctrica en la Unión Europea. España y Portugal son especialmente vulnerables por su limitada capacidad de intercambio energético con el resto del continente.
14 - YA NO HAY VUELTA ATRÁS
Mamá me confrontó hoy. Me dijo que sabía lo que hice con la vecina. Que ya no reconocía a su hija. Que prefería morir de hambre antes que vivir con lo que me he convertido.
—Tú me has criado para sobrevivir —le respondí—. Y eso es exactamente lo que estoy haciendo.
—Te crié para ser humana —dijo con lágrimas—. Y has fracasado.
Sus palabras me enfurecieron. ¿Cómo se atreve a juzgarme? ¿Ella, que siempre fue una víctima, una conformista que aceptó limpiar mierda ajena toda su vida? Le grité que era débil, que personas como ella eran el motivo por el que nunca habíamos logrado un verdadero cambio social.
—El mundo se está transformando, mamá. Ya no hay espacio para los débiles. Antes luchaba por un mundo utópico que nunca existiría. Ahora lucho por sobrevivir en el mundo real, por cruel que sea.
Empacó una pequeña bolsa. Dijo que se iba. Que no podía quedarse bajo el mismo techo que un monstruo.
—No sobrevivirás ahí fuera —le advertí.
—Prefiero morir como humana que vivir como animal —respondió.
La dejé ir. No la detuve. Es una boca menos que alimentar. Un problema menos.
Esta noche comí sola. El silencio era ensordecedor. Pensé en el artículo sobre el Armagedón Eléctrico que había leído antes del apagón. Sobre cómo esto podría ser apenas la primera fase de un plan más amplio para reestructurar la sociedad. Sobre cómo quizá hay personas observando, analizando nuestras respuestas.
Si es así, que sepan que he aprendido su lección. La civilización es solo una fina capa de barniz. Debajo está nuestra verdadera naturaleza. Y ahora que la he descubierto, no hay vuelta atrás.
Anoche soñé que las luces volvían. Que todo volvía a la normalidad. Y en el sueño, yo seguía siendo este monstruo en que me he convertido. Porque ahora sé la verdad: la oscuridad no vino con el apagón. Siempre estuvo dentro de mí.
"Cuando la luz se va, lo primero que desaparece no es la visión, sino la moral." - Estudios sobre el comportamiento humano en situaciones de colapso de infraestructuras, Universidad de Barcelona, 2023
¿Cuánto tiempo pasaría antes de que tú también te convirtieras en un monstruo? Las autoridades insisten en que nuestras redes eléctricas son seguras, pero las evidencias sugieren otra cosa. Como se detalla en nuestra investigación sobre el Armagedón Eléctrico, España y Portugal son particularmente vulnerables debido a su limitada interconexión con el resto de Europa. Un fallo coordinado podría sumir al país en la oscuridad durante semanas.
¿Estás preparado para enfrentar no solo la oscuridad externa, sino también la que habita en tu interior?
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