Los Recolectores de Adrenocromo: Un relato de horror

Relato basado en escenarios hipotéticos | Mayo 2025 | InformeAnonimo.com | Todos los derechos reservados.

El caso nunca llegó a los medios de comunicación. No hubo alertas AMBER, ni carteles con rostros sonrientes de niños pegados en postes telefónicos, ni ruedas de prensa desesperadas de padres suplicando por el regreso de sus hijos. Once menores desaparecidos en tres meses, todos entre 8 y 12 años, todos de pequeñas comunidades rurales distribuidas por la sierra, y ni un solo rastro mediático. Como si nunca hubieran existido.

Mi nombre es Gabriel Velasco. Soy —o más bien era— detective de la Brigada de Investigación Criminal. Hasta hace seis meses, cuando solicité mi traslado a una pequeña comisaría de provincia tras veinte años en Madrid. Buscaba paz, casos simples de robos menores y altercados domésticos. Lo que encontré fue una pesadilla que ha destruido mi capacidad para dormir y que amenaza ahora mi cordura mientras escribo estas líneas.

Habitación de Daniel Soto (9 años), uno de los once menores desaparecidos. La fotografía fue tomada tres días después de su desaparición.

El origen: Un patrón imposible de ignorar

Los pueblos eran diminutos, algunos con menos de cien habitantes. Lugares donde todos se conocen, donde un niño que desaparece debería provocar que la comunidad entera se movilizara. Sin embargo, lo que encontré fue un silencio morboso, miradas esquivas y puertas que se cerraban ante mis preguntas. Como si un pacto no escrito hubiera sellado los labios de todos los habitantes.

No me tomó mucho tiempo darme cuenta de que algo estaba muy mal. Las investigaciones oficiales eran superficiales en el mejor de los casos, y deliberadamente obstructivas en el peor. El comisario Álvarez, mi superior, me advirtió tres veces que me centrara en "casos actuales" y que dejara esos "viejos archivos" en paz. Pero ya era demasiado tarde. Había visto los rostros de once niños que merecían justicia, once familias que parecían extrañamente conformes con la desaparición de sus propios hijos.

La conexión prohibida: Rastros de adrenocromo

El punto de inflexión llegó cuando descubrí los pagos. Pequeñas transferencias, siempre inferiores a 10.000 euros, a las familias de cada niño desaparecido, todas procedentes de diferentes empresas fantasma que, cuando se rastreaban lo suficiente, conducían al mismo holding con sede en Liechtenstein. Empresas con nombres como "Juventus Research" o "Eternal Horizons Investments". Y luego estaban los correos electrónicos...

AX-7p. El mismo código en claro del adrenocromo de alta pureza que había visto mencionado en la investigación de un caso de tráfico de sustancias prohibidas en Madrid años atrás. Un caso que fue repentinamente cerrado y clasificado por orden directa del Ministerio del Interior. La conexión era clara como el cristal, y tan perturbadora que vomité la primera vez que entendí sus implicaciones.

"El verdadero horror no es lo que les hacen a los niños. Es que hay toda una infraestructura social, política y económica diseñada para facilitar que esto ocurra y quede impune. Para que ciertos 'clientes' puedan mantener su juventud y experimentar sus 'efectos psicotrópicos únicos'." - Correo anónimo recibido tras mi primera publicación en el foro de investigación privado.

El laboratorio: Una visita al infierno

Fotografía exterior de las instalaciones descubiertas en un antiguo sanatorio abandonado en la Sierra de La Demanda. La imagen fue tomada pocos días antes de mi incursión.

Me llevó dos meses y medio de investigación encubierta, sobornos a funcionarios locales y seguimiento de camiones de suministros médicos para localizar el lugar. Un antiguo sanatorio antituberculoso abandonado en la década de 1970, situado en un valle remoto de la Sierra de La Demanda. Oficialmente, era propiedad de una empresa de desarrollo inmobiliario que planeaba convertirlo en un hotel de lujo. En realidad, el subterráneo había sido completamente renovado con equipamiento médico de última generación.

Entré una noche de luna nueva. La lluvia intensa había inutilizado algunos de los sensores de movimiento exteriores, y los guardias se refugiaban dentro de la garita principal. No esperaba sobrevivir a lo que iba a encontrar, solo documentarlo. Llevaba una pequeña cámara oculta, una pistola reglamentaria que había "olvidado" devolver tras mi traslado, y la determinación de un hombre que ya no tiene nada que perder.

No recuerdo claramente cómo salí de allí esa noche. La adrenalina —la mía propia, no la que ellos cosechaban— me mantuvo funcionando en piloto automático. Copié todos los archivos que pude encontrar en sus ordenadores, tomé fotografías, robé un vial como evidencia. Y luego corrí, como nunca antes había corrido en mi vida.

Las élites sedientas: Los clientes del horror

Los archivos que pude extraer del sistema informático eran fragmentarios pero reveladores. Listas de clientes codificadas, pero con suficientes datos para identificar patrones. Entregas regulares a clínicas privadas en Madrid, Barcelona, Marbella. A mansiones privadas en La Moraleja y La Zagaleta. A jets privados en aeropuertos secundarios con destino a Suiza y Emiratos Árabes.

Lo más perturbador no eran los nombres —algunos reconocibles incluso bajo sus códigos— sino las preferencias específicas. No solo consumían adrenocromo para sus supuestos efectos rejuvenecedores y psicoactivos. Algunos de ellos demandaban características específicas en las "extracciones". Preferencias sobre el género de los niños, sobre su estado mental durante el procedimiento. Algunos incluso pagaban extra por estar presentes durante la "cosecha".

"La adicción al adrenocromo prime va más allá de sus efectos fisiológicos. Se convierte en una adicción al poder supremo, a la sensación de estar literalmente consumiendo la esencia vital de los inocentes. Es el último tabú, la última frontera de depravación para personas que ya lo han tenido y experimentado todo." - Dr. [REDACTADO], ex investigador de Pinnacle Labs, correo electrónico interceptado

El archivo más oscuro: El "Protocolo de Miedo Óptimo"

Entre los archivos recuperados había un documento particularmente perturbador: el "Protocolo de Inducción de Miedo Óptimo para Maximización de Pureza AX-7p". Era un manual detallado, escrito con la fría precisión de un procedimiento médico estándar, sobre cómo manipular psicológicamente a un niño para generar niveles máximos de terror sin causarle daño físico significativo hasta el momento de la extracción.

No hay palabras para describir el nivel de depravación clínica de estos documentos. La deshumanización completa, la transformación de niños en simples "unidades productoras" de una sustancia química. La participación de médicos, científicos y psicólogos que habían pervertido completamente su juramento hipocrático para servir a los caprichos de una élite adicta a la juventud robada.

La caída: El precio de saber demasiado

Parte de la evidencia recopilada, fotografiada en mi apartamento dos días antes del incidente. La memoria USB visible en la imagen contenía copias de seguridad enviadas posteriormente a varios periodistas.

Envié copias de toda la información a cinco periodistas de investigación de diferentes países. Incluí el vial de adrenocromo robado, muestras de ADN de una de las "salas de procedimientos", y una carta detallada explicando todo lo que había descubierto. Cuatro de ellos nunca respondieron. El quinto me contestó con una sola línea: "Recibido. Dios te proteja." Tres días después, su obituario apareció en un pequeño periódico local. "Muerte súbita por infarto."

Supe entonces que yo sería el siguiente. No por haber entrado en sus instalaciones —eso era un problema menor que resolverían reforzando la seguridad— sino por tener pruebas y, sobre todo, por saber quiénes eran sus clientes.

Este manuscrito fue encontrado en una unidad de almacenamiento alquilada a nombre de Gabriel Velasco, pagada por adelantado durante cinco años. Junto al manuscrito había copias impresas de todos los documentos mencionados y un teléfono móvil prepago con las fotografías. El detective Velasco fue reportado como desaparecido el 30 de abril de 2025. Su coche apareció abandonado cerca de un mirador en la Sierra de La Demanda. Su cuerpo nunca fue encontrado.

Las instalaciones descritas en este documento fueron inspeccionadas por autoridades locales tras una denuncia anónima el 17 de mayo de 2025. Se encontró un edificio abandonado sin evidencia de actividad reciente. Todas las áreas subterráneas habían sido selladas con hormigón. La investigación fue cerrada por falta de evidencias.

Los once niños siguen oficialmente desaparecidos.

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